La señora Emma tuvo que abandonar su casa hace dos meses atrás. Vive con su marido e hijos en casa de su nuera en una localidad a tres horas de donde vive. La señora Emma tiene una casita en un pequeño pueblo. Pueblo que esta localizado a unos kilómetros de un volcán. Volcán que siempre estuvo dormido, hasta dos meses atrás. Hizo erupción. Lava y lluvia de cenizas taparon casi todo el pueblo. Razón por la cual su familia tuvo que huir. Ahora vuelve. Ella y su marido han vuelto para ordenar. Ya es seguro volver. Su marido hace arreglos a la casa, mientras ella limpia los muebles. Una semana de trabajo de sol a sol les tomo dejar todo listo. La señora Emma se preocupo que ningún mueble quedara con rastros de cenizas, trapeo pisos y llevo su ropa nueva de cama. Traía cortinas nuevas un nuevo limpia pies, un nuevo sofá. Los ahorros de su familia fueron gastados para tratar de olvidar tan penoso fenómeno que los dejo devastados. Emma se sentía tan emocionada mientras parada en el portal de la cocina miraba sus cortinas que tantas noches paso cociendo e hilando.
Ahora ya han vuelto, se han llevado a sus hijos pequeños de la casa de su nuera y ya van en un auto camino a su hogar.
A veces Dios se aburre. Tal vez Dios no sabe jugar póquer o no tiene con quien jugar. Y cuando se aburre se ríe de nosotros. Hay cosas que te cuesta entender que pasen, pero hay otras cosas que jamás las entiendes. Alguien debería enseñarle a Dios a jugar solitario.
Ya van en un auto, el pueblo se ve ya a lo lejos. El auto se descontrola. “Que fue eso?” se preguntan. Bueno, eso se llama temblor y eso otro se llama una nueva erupción.
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