MI PRIMER PASEO AL MAR

Pablo miraba por la ventana del bus cada vez que hacia una parada. No quería que robaran su equipaje. Con el mapa en la mano, venia memorizando las calles de la ciudad de Arica. Quería aprender la formas de movilizarse de memoria para no parecer turista. Había tomado clases de natación en La Paz. Estaba muy entusiasmado ya que por fin conocería el mar. Miraba las fotos, una y otra vez. Se veía tan lindo. Pablo dispone de solo un día. Debe regresar a estudiar. Cuando dejo el bus, paso a comprar el pasaje de vuelta a la noche. Todo el día lo iba a pasar en la playa. Trabajo por meses en un restauran de comida rápida juntando dinero para ir por el día. Lastima que Chile es el país mas caro de Sud América. Lo que junto en Bolivia, no le alcanza para una noche de hotel. Pero no importa, solo quería conocer el mar. Tomar fotografías de las olas rompiendo en blanca espuma en la costa. Que alguien tomara una foto con la playa de fondo y siendo él el protagonista del cuadro. Jugar en la arena. Sentir el agua en su cuerpo mientras nada.
Ahora Pablo empieza a recordar la forma de llegar desde el terminal. Su memoria no era buena, pero el interés hizo que recordase el camino exacto a llegar a la costa. Camino lento. Estaba muy contento. Paso a almorzar muy temprano a un restauran que encontró en el camino. Antes de retirarse, cambio esos pantalones largos y camisa, por un traje de baño y polera. Los zapatos iban ya guardados en su mochila y fueron reemplazados por unas sandalias. Mientras mas se acercaba, mas insoportable le parecía el olor a mar. Que será? Se preguntaba. Así es como huele el mar? Pablo saca su cámara de fotos para captar el primer momento de su encuentro con el océano. Pablo, por fin. Estaba ahí. Una lagrima se dejo caer. Miro por un momento de un lado a otro y lo entendió todo. Regreso corriendo al terminal de buses, nervioso y acongojado. Horrorizado.

Todos tomamos malas decisiones. Pero porque no sabemos lo que va a pasar mas adelante. Dicen por ahí que se llama mala suerte. Pero como Pablo iba a saber que justo el día que escogió para su aventura, ocurriría un derrame de petróleo

DILANSTIPE

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Eran las 9 de la mañana, cuando Ángela despertó. Media somnolienta se dirige hasta la escalera. Era el día de su cumpleaños, por lo que en el trabajo se lo dieron libre. Esperaría que su madre llegara para darle la sorpresa. Anoche se quedo celebrando y era muy tarde para contarle. De pronto siente un ruido, y para. Pega su vista fijamente a la habitación de su madre y ve la silueta de un hombre. Ángela se espanta. Se quita sus pantuflas y comienza a bajar muy despacio las escaleras. Cuando esta por llegar al ultimo peldaño, siente que dejan la pieza de su madre y van camino a la de ella. Ángela logra llegar a la sala de espera donde estaba el teléfono. Muy aterrorizada lo levanta y llama a la policía. Se demoraron mucho en contestar. Con una voz casi de perro resfriado, empieza a relatar lo que ocurre. Pero, de pronto este se corta. El asaltante había cortado la línea. Ángela, ya con ganas de llorar, camina muy despacio hacia la cocina. Siente que pegan un martillazo en algún lado de su pieza. Ahora escucha la voz de una mujer que dice: ten cuidado! Ya sabe que no es solo uno. Apresura su paso hacia la cocina. Pero cerca de la escalera, siente que en el segundo piso iban directo a ella. Se esconde en el pequeño cuarto que esta debajo de la escalera. Cierra la puerta. Y entre el espacio que dejan las maderas guateadas de la puerta, ve como un hombre lleva una caja hacia la puerta de salida. La puerta de salida! Dice para si misma. Que tonta como no se me ocurrió antes! Desde el primer momento tuvo el instinto de ir a la cocina por un cuchillo. Ahora estaba atrapada. De la voz de la mujer escucha: apresúrese, hay otra habitación arriba! La mujer también deja la casa. No distingue muy bien, con los nervios menos. Se arma de valor y sale de su escondite y decid subir la escalera a la pieza de su hermano. Recuerda que hay un cobertizo pegado a la ventana por donde podría escapar. Al llegar a la pieza, cierra la puerta con mucho cuidado. Se dirige a la ventana. Y ve del otro lado de la calle una camioneta de GTF. Hace señas para que la miraran pero no tiene respuesta. Abre la ventana, y decide bajar por el cobertizo. De pronto siente la puerta nuevamente. Sabe que esta vez irán hasta esta pieza a robar lo que puedan. Se apresura a bajar y la bata queda enganchada en un clavo y resbala. Cuando cae al antejardín, en sostenes y calzones comienza a gritar por ayuda.

En la televisión la compañía GTF ofrecía Internet, teléfono y Televisión por cable por una módica suma. En estos días donde todo sube y los sueldos siguen igual muchos toman la mejor oferta. En sostenes y calzones con la gente mirando a Ángela, ella se da cuenta que su madre también ya se estaba cambiando. Parece que llegaron muy temprano a casa.

DILANSTIPE.

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